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martes, abril 10, 2007

La amargura del horrible dromedario



Me esparcí cual dromedario sobre los fangos horribles de la realidad
Rebosante de amargura, mascando el odio fabuloso del hostil hermano
Tragándome las fábulas infelices de la mujer

Me caigo destrozado como héroe sin batalla
pero conservo mi joroba inclaudicable llena de rencor
con la sombra de mi padre y toda la descendencia
comiendo un pernil y rumiando alcohol.

Y yo que conocí a la mujer de mi amigo, no recibí las facturas
Solo un desprecio de mis queridas, un adiós inmaculado
Porque nunca me miraron, ni me dijeron
Nunca tuve el respeto... solo el desprecio...el desprecio...desprecio.

Y así me forjé, repudiando mi repudio
Raído con mordiscos de perra, me fui
Sin reputación, sin sepultura
Me caigo, me tropiezo, me resbalo,
Y nunca vuelvo a levantarme.

Siempre en el infierno hay quien me soporte
Aun cuando yo ya no me aguante...
No espero que en el paraíso alguien me aguarde.

Mauro Silva