Free Cursors

domingo, marzo 04, 2007

NECESIDAD DE UTOPIAS !¡

Utopías, etimológikamente kiere decir el no-lugar, en tanto ke karecen de una lokalización en la ke se realicen.


Para muchos estos intentos deben inscribirse en el terreno de la espekulación infundada o en el de la ficción literaria. Lo ke no deja de tener su razón ya ke las utopías siempre se han deklarado por escrito y, precisamente, deben su nombre a T. More ke en 1521 akunó el término para nombrar a la suya.

Las utopías pretenden konstruir un posible, un deber ser, un mito terminal, karacterizado por la ausencia de todo lo ke en un momento konsideramos negativo y en el ke está potenciado todo lo ke se valora positivamente. Por ello, es un posible ke es un imposible si no se modifica drásticamente el orden vigente, ke se interpreta komo el kausante de ese mal ke se kiere erradikar.

Las utopías no son un tema ke hoy está de moda, y ha sido así en el último kuarto de siglo. La década del 60 fue la última en ke agitaron la vida de nuestra kultura. Eran años en los ke una gran mayoría (y no la mayoría silenciosa precisamente) se atrevía kon el futuro, se lo pensaba, se lo soñaba, se lo kantaba, se lo diskutía y el afán de llevar la imaginación al poder konvokaba a millones.

Esto pone de manifiesto otro karácter de las utopías: ellas son kolectivas y no personales, siempre se refieren a muchos y nunka a uno solo. Necesitan si un vocero, un poeta ke las kante, un filósofo ke las proponga, un kantor de sueños, pero son el diskurso de un grupo, o un grupo debe hacerlas su diskurso. Las utopías son un futuro posible, pero es el futuro de muchos y no de un individuo aislado.

Klaro es ke todos tenemos deseos y aspiraciones, pero hemos desarrollado una miopía temporal junto a una pérdida de sensibilidad kolectiva, de forma ke sólo alkanzamos a pensar en futuros cerkanos y proyectos individuales. Nos hemos reducido a una vida cuasi-animal, de un puro presente, kasi sin mañana en lo personal y sin un norte kompartido, por lo ke karecemos de una perspectiva ke nos permita kriticar lo ke es, en tanto ke no es lo ke debería ser, ni plantear un deber ser ke brinde el kriterio para modificar lo ke es.

El futuro ha dejado de konsiderarse el resultado, todo lo condicionado ke se kiera, del hacer de hoy, adkiriendo un karácter cuasi mágico. Tampoko se piensa el hoy komo un paso hacia ese futuro kolectivamente anhelado, y la krítica se hace por la krítica misma, ke si bien puede ser útil para la destrucción, muy poko es lo ke ayuda en la konstrucción.

Las utopías son necesarias en tanto ke son las ke tensan desde el futuro la vida presente.

Poder acceder a las utopías rekiere rekuperar el karácter de hombres escindidos, de ciudadanos de dos mundos, o de dos tiempos. Ser habitantes de akí-ahora y también serlo de akí-mañana.

Las utopías muestran tanto akello ke aspiramos komo los medios ke konsideramos válidos para alkanzarlo, y lo hacen mucho mejor que kualkier análisis científico del pasado. Sólo konociendo la meta que perseguimos kobra sentido el lugar donde estamos, la krítica que hacemos y la korrección de lo ke enkontramos inaceptable. De otra forma, somos komo perros que damos vuelta alrededor de un mismo lugar, antes de echarnos a dormir.

Vivimos en tiempos sin utopías. Si, komo también decimos ke, ellas son un reflejo de lo ke somos y de lo ke valoramos positivamente, el verdadero motor de nuestro hacer, individual y kolectivamente, entonces kabe preguntarse ¿Ké somos? ¿Ké traduce esta ausencia de utopías? ¿Ké valoramos en lo kultural, en lo social, en lo étiko y kómo saberlo? ¿Kuál es el kontenido de las nociones de progreso y desarrollo? ¿Ké sentido kolectivo tiene el trabajo, la educación si no aspiramos a nada y karecemos de metas por alkanzar?

Nos hemos transformado en ese tipo de hombre ke A. Harendt llama animal laborans, el ke trabaja para y por el konsumo de lo ke se ofrece, ni sikiera para el uso, porke hasta el placer de usar hemos perdido. De hecho, kada kosa poseída se la sufre más ke se la disfruta, porke la mayoría de ellas no es ajena al placer ke kerríamos tener, pero ke ni sikiera somos konscientes de kuál sería. Y si no se trabaja, komo le sucede a una gran mayoría, entonces es la miseria material y espiritual.

¿Qué vida nos espera sin una utopía?

Alfredo D. Vallota
Gracias a Rodrigo G,
por el texto original
Simplemente, io