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lunes, enero 23, 2006

Mi PaDre ... El "Otro" HomBre De Mi Vida


En la crianza el padre suele ser relegado a segundo plano tras la madre todopoderosa. Sin embargo, para la hija, este hombre será una figura señera. Cuando niña, será un superhéroe. Y cuando elija compañero buscará a alguien muy parecido a él.

Hay un momento en la vida de la hija cuando su padre lo es todo. Es el más lindo, el más inteligente, el más fuerte, el más valiente. Es capaz de pelearse con sus amigas por comprobar que su papá es lo máximo. Porque para ella así es.

¿Y el padre? Obviamente se derrite por esta pequeña que lo abraza, lo besa y lo prefiere a la madre.
Para infortunio del progenitor, esto dura poco.
Ocurre entre los tres años y puede prolongarse hasta los cuatro o cinco años de edad. Después este “enamoramiento” de la hija hacia su padre, etapa que el psicoanálisis identifica como el complejo de Electra, da paso a la dura realidad. Que ese hombre le pertenece a su madre y que este señor no más es su papá.

Este parece ser el punto más evidente de cercanía entre padre e hija en la vida de ambos. Antes, e incluso después, el padre suele caer en el olvido o ejercer un papel secundario, en comparación al protagonismo que la madre alcanza en la existencia de la niña.

Pero no. Desde el embarazo mismo, el padre cumplirá un rol de importancia similar al de la madre para sus vástagos. Sólo que será una influencia más silenciosa, muchas veces ignorada, pero igual de relevante.

Siempre al papá se le ha relegado a un segundo plano a la hora del embarazo, como si sólo le tocara ejercer funciones de asistente. Sin embargo, “el padre no es un monigote en esta relación. No solamente en la colaboración, sino que la guagua de a poco empieza a incorporar a este tercero dentro de esta relación con su madre. Incluso, muchas veces tendrá recuerdos prenatales de la voz del papá”.

En el caso de la hija, ejercerá un peso específico de innegable relevancia para la futura mujer.
La niña creará una figura de lo masculino en directa relación con lo que observa de su padre.
Durante su niñez y adolescencia será el hombre más cercano que tenga. Y cuando elija un hombre para ser su compañero, de alguna u otra manera éste se parecerá a su padre.
Así de vital.

“Si uno empieza a mirar hacia atrás las parejas que ha tenido una mujer, generalmente son muy similares al padre que ella tuvo”

Es decir, un padre cariñoso, responsable, comunicativo tendrá muchas probabilidades de tener un yerno cariñoso, responsable y conversador. La hija los reunirá a ambos.

Ahora, obviamente no es algo tan automático. Si bien la figura paterna es de vital importancia para la hija en sus primeros años, esta imagen de “lo masculino” que internalizará la niña necesariamente se va fortaleciendo a través del tiempo, porque la convivencia con los padres se extiende después de la niñez y fortalece esa imagen primigenia.

Hay que agregar un aspecto aún más profundo relacionado con el “peso” del papá en su hija.
“Las relaciones de certeza, seguridad y confianza que provoca el padre generan mucha confianza de lo que la mujer es capaz. Si el padre es de mente abierta, entrega valores positivos, confía en su hija y le da la posibilidad de que sea ella misma y se desarrolle, un padre ideal, entonces la niña tendrá mayor certeza en la vida, en sus relaciones con los demás y en sus relaciones de pareja”.

Así, esta mujer que fue una hija amada por su padre tendrá mayor autonomía, se autodefinirá mejor, sabrá mejor lo que quiere y, por ende, tendrá más probabilidades de evitar o romper con relaciones de pareja insanas.

El padre ausente

Hasta aquí todo bien. Pero, ¿qué pasa si el padre no se comporta como debiera?
la imagen más “destruida” de los hombres que abandonan a sus mujeres o que están ausentes o lejanos de la vida de sus hijas no es inocua. El mecanismo vuelve a actuar, esta vez en negativo.
“Cuando el padre no es muy afectivo con la niña, entonces ella tenderá a establecer relaciones como una necesidad de afecto natural y buscará hombres un poco distantes. Lo mismo podría ocurrir con las mujeres que han sido niñas maltratadas. Si el padre está ‘interiormente destruido’ en términos de imagen, entonces la hija creará relaciones parciales o destruidas con su pareja futura”.

Paradójicamente, cuando se trata de padres que nunca estuvieron, la imagen que la hija construirá dependerá de su mamá.
En el caso de madres solteras, o separadas, su discurso luego de la ruptura será vital para la hija.
“La ansiedad de la no existencia de la figura paterna va a estar mejor o peor construida en la medida de lo que dice la mamá sobre este padre ausente.
Si lo que escucha la hija son frases como ‘estos hombres son todos unos sin vergüenzas’ o ‘lo único que quieren de una mujer es sexo’ o ‘no existe el hombre confiable’, es muy probable que la niña empiece a tener temores y miedos, y busque una imagen masculina que rompa ese esquema, pero con mucho sufrimiento”.

Por eso, estas madres deben estar muy conscientes de qué es lo que dicen de ese padre ausente. Si esta madre logra romper el patrón y encontrar un hombre diferente a su anterior relación nefasta, es posible que la imagen que esta hija tenga de la figura paterna logre repararse con la llegada de un “hombre bueno”, un padre sustituto.

Aquellas mujeres que sufren una o varias rupturas de pareja, es prudente que se detengan a pensar sobre este punto y revisen cuál es su figura masculina en relación a sus propios padres.

Es frecuente, identificar el error de muchas mujeres que buscan al padre que acoge, que la trata como niña chica, o al padre que no dio afecto ni seguridad.

“Si se piensa que los errores son una oportunidad, sería muy positivo orientarse hacia la figura masculina que la mujer lleva en sí misma. Eso permitiría relaciones más sanas, porque aunque se puede buscar a alguien parecido al papá, es importante tener claro que es un rollo que uno tiene, y que se proyecta hacia el hombre”.


Adiós a Electra y Edipo

¿Y por qué una niña elegiría al padre?
“La persona va a vincularse siempre con aquella persona que se sienta más correspondida y que le dé un sentido más definido de sí mismo. Si una madre es indiferente para su hija, esa hija no se va a vincular con su mamá, prefiere un papá que la rete, que le llame la atención, que la corrija, antes de estar vinculada a una mamá indiferente”.

la influencia especial del padre será decisiva en la hija aun después de que éste muera.
“El padre que se posiciona bien en el mundo y que ama a su hija, de alguna manera va a convertirla en una mujer más posicionada, más segura de sí misma, en sus relaciones, en sus trabajos, en lo que quiere en la vida. Entonces la niña tendrá una imagen de este padre protector que la sigue a través de los años y le da la fuerza de este hombre que aún está ahí, con ella”.

La madre es la que siembra la ternura, compasión, empatía; en cambio el padre siembra la seguridad y los sentimientos de auto-estima.


Desde acá sé que mi corazón esta hablando al suyo pues vuelvo a sentirme una recién nacida que es cargada con infinito amor masculino.
Mi papá, mi primer amor.
Feliz Cumpleaños Papa...!¡

Simplemente, io